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ARTICULO PUBLICADO EN 2002
Vigilancia Aduanera halla tres toneladas de droga en un barco hundido por su tripulación, pero sólo atrapa parte del alijo
CARLOS DÁGUER | Madrid
La
tripulación del pequeño buque pesquero Río Caribe I eligió la
estrategia de hundir la embarcación para ponerse a salvo. Cuando los
cuatro pescadores escucharon la orden de identificarse, procedente de
una lancha rápida de la Agencia Tributaria, optaron por descender al
cuarto de máquinas para abrir los grifos de fondo que echarían a pique
el barco. El objetivo se cumplió, pero tarde. Los tripulantes de la
lancha rápida, auxiliar del buque Petrel I, que seguía de cerca la
operación, alcanzaron a abordar el pesquero, retener a sus cuatro
ocupantes y descubrir los 3.000 kilos de cocaína que transportaba, el
cargamento más grande que las autoridades españolas han encontrado en
los últimos diez meses.
Pero apenas 600 kilos, de los 3.000 kilos de
cocaína, pudieron ser decomisados en esta operación, que tuvo lugar el
pasado miércoles a unos 550 kilómetros de las costas de Mauritania. La
Operación Sierpe, como fue llamada, comenzó cuando el departamento de
Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria se enteró de la
posible presencia en alta mar, a unos mil kilómetros de la costa
africana, de un buque que presumiblemente trataba de introducir droga en
España.
El miércoles, a las 9.15, el Petrel I detectó un eco en su
radar que, dada su posición y el hecho de encontrarse parado, podría ser
su objetivo. Hasta ese punto llegó la lancha auxiliar.
La
tripulación del Río Caribe I no atendió la orden de identificarse,
enviada por radio en francés e inglés, informa la Agencia Tributaria.
Por el contrario, los tripulantes intentaron huir. Según el parte del
Servicio de Vigilancia Aduanera, los hombres que viajaban en el barco
descendieron del puente. De esta manera, el pesquero, sin bandera,
quedaba a la deriva.
El barco comenzó a hundirse, posiblemente a
voluntad de los tripulantes. La estrategia habría permitido a los
traficantes no dejar rastro de su cargamento. Nuevas órdenes, nuevos
desacatos. Las insistentes peticiones realizadas por los tripulantes de
la embarcación auxiliar del Petrel I de detener las máquinas no dieron
resultado.
Una negra humareda salió del pesquero. La decisión de
abordar el Río Caribe I era inaplazable. El capitán del Pretel I envió
la orden a los tripulantes de la lancha rápida. Las sospechas fueron
confirmadas. Allí adentro, los cuatro tripulantes intentaban a toda
prisa echar a pique el barco. En el momento del abordaje, la sala de
máquinas estaba completamente inundada, lo que había producido la parada
de los motores y la inutilización de las bombas de achique.
Los
agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera evacuaron a los cuatro
tripulantes y confirmaron que no había nadie más a bordo. Antes de que
se produjera el naufragio, recorrieron el buque de un extremo a otro. En
la bodega econtraron el motivo de la precipitada acción de los
pescadores del Río Caribe I: unos cien fardos, de los habitualmente
utilizados para el transporte de cocaína.
En este punto, sólo faltaba
salvar las pruebas. Uno a uno fueron despojando al pesquero de su
valioso cargamento. Veintiún fardos fueron rescatados y trasladados,
junto con los traficantes, al Pretel I.
Los hombres detenidos se
identificaron como Adolfo M. M., de 41 años; Santiago U. S., de 52;
Carlos A. A., de 53, y Ramiro C. P., de 51. Los dos primeros, españoles;
los otros, venezolanos. Sobre la procedencia exacta del barco y el
cargamento aún no se tienen datos.
Los hechos fueron puestos en
conocimiento del Juzgado Central de Instrucción de Guardia en la
Audiencia Nacional. Los 2.400 kilos de cocaína restantes, que habrían
prolongado aún más la condena de los traficantes, descansan, junto al
Río Caribe I, en el fondo del mar.
La última gran operación
El
descubrimiento de las tres toneladas a bordo del Río Caribe I no pasará
a la historia. Es el mayor alijo encontrado en 2002 por las autoridades
de España, pero 2.400 kilos están en el fondo del mar. El último gran
decomiso se produjo el 16 de agosto del año pasado, tras una
espectacular operación, realizada por la policía española en la mitad
del Atlántico, que permitió capturar 4.500 kilos de cocaína. La acción
se llevó a cabo cuando los traficantes pretendían pasar la droga del
buque Agios Constandinos, supuestamente fletado por Sito Miñanco, al
pesquero Tatiana. 23 personas fueron entonces.
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